Este domingo nos hemos acercado de visita a Sant Mateu a unos 40 minutos de Castellón, al norte de la provincia, para disfruta de una localidad que merece la pena, con sus restos de muralla y puentes medievales, una plaza amplia y llena de mesas que tanto en cualquier época del año solemos encontrar casi siempre llena de gente disfrutando de su aperitivo en una sana y gastronómica costumbre que perdura en media España y que en la plana y alrededores no ha sido capaz de arraigarse.
Hace tiempo ya nos acercamos para conocer bodega Besalduch Valls & Bellmunt, la que fuera antigua cooperativa de Sant Mateu. Años atrás, ante nuestra entrada en la Comunidad Europea, desaparecieron los viñedos que embellecían la panorámica desde lo alto de la ermita de nuestra Señora de los Ángeles. Las vistas persisten, pero con otro paisaje menos vitivinícola, que junto al entorno de la ermita dan valor a la población de San Mateo.
Ya conocíamos el interior de la bodega y su interesante museo del vino, pero en esta ocasión nos hemos acercado a probar la brasería instalada en la propia bodega.
Como era de prever, empezamos con un vino blanco seco Gilbert de Montsuriu, un chardonnay con un poco de moscatel, que se nota en la nariz y en la boca, pero que no endulza el vino como algunos podrían pensar. El vino iba muy bien con los entrantes: un salmorejo de remolacha con crujiente de cacahuetes y queso, muy suave, una caballa de Vinaròs marinada en aceite de romero (naranja depende del día) con guacamole y encurtidos caseros de zanahoria y cebolla morada, muy fina y sabrosa y para terminar los entrantes queso de “Tot de poble” con su toque suave de sabor y salinidad, perfecto con el vino blanco y un poco de Jamón de la zona, ajo y tomate de “pentjar”.
Para acompañar la comida nos ofrecieron unos panes como los de antes, de Morente panaderos de la plaza del Mercat Vell de Benicarló. Uno de ellos elaborado con vino tinto que por supuesto se apreciaba en la miga rosácea oscura del pan y el otro de trigo duro, ambos muy buenos y con texturas y contundencia de los panes de siempre. Para la parrillada de carne nos decantamos por un tinto Arnald de Soler tinto, perfecto para el producto del terreno, chorizo, longaniza (similar a la butifarra catalana) y morcilla, todas piezas grandes acompañadas por un poco de panceta y secreto, todo a elaborado a la brasa. Acabamos con una tarta de queso potente, sabrosa y con personalidad. Disfrutamos de todos los productos de proximidad con los que se cocina.
Su cocinero es Juanjo Sales que dirige la cocina de viernes a domingo (resto de la semana cerrado) y trabaja 4 menús estipulados (30€, 35€, 40€ y 45€ este último de chuletón de 750 gr. de Angus) pero en breve empezarán a trabajar carta.
Juanjo nacido en Vinaròs hace 47 años se ha criado, culinariamente, entre producto y locales de la zona. Estudió en la escuela de cocina de Benicarló el grado superior, junto al genio de Avelino Ramón del Daluan de Morella. Estudió panadería con Morente en Benicarló. Se curtió en los fogones de Rubén Miralles de Vinaròs durante 4 años y realizó las prácticas en la Escaleta de Kiko Moya en Cocentaina, uno de los cocineros punteros de nuestra Comunidad. Desde que empezó no ha parado de formarse.