La cantante castellonense Bárbara Breva y la pianista venezolana Lisbeth Freites actuarán este jueves 11 de julio en el PRE- ORFIM, Festival Internacional de Música de Oropesa del Mar. El recital tendrá lugar a las 20.30 h en la plaza de la Iglesia (casco antiguo). El público de Madrid ya pudo disfrutar de este concierto el pasado mes de enero, y en esta ocasión se presentará en un formato muy similar al que tuvo lugar este invierno en el mítico Café Libertad de la capital.
Con un estilo versátil y que prima ante todo la expresión, los matices y la conexión con el espectador, en el repertorio de Bárbara Breva conviven desde la balada más íntima al up-tempo más descarado, sin olvidar la bossa-nova o el blues y los guiños al funk, el soul, el rock, el pop, el latin, el musical, el bolero, la canción sudamericana o los temas de autor, todo ello salpicado por la constante aventura de la improvisación y la búsqueda de la emoción.
Enormemente variado en ritmo y estilo, su espectáculo es ecléctico y con un sello muy personal, pues la cantante goza de una gran sensibilidad y creatividad, a la que se une un incuestionable dominio escénico.
Una característica diferencial es su especial conexión con el público, con el que interactúa a lo largo de toda la velada y al que implica como elemento esencial en todos en sus conciertos, creando un invisible hilo conductor que, salpicado de improvisación y sorpresas, mantiene a la audiencia involucrada hasta el final.
Da una importancia capital a las letras, destacando sus versiones en castellano de standards de jazz, y sus improvisaciones de blues, en las que con frecuencia salta al vacío, creando letras en directo.
En perfecta sincronía con la pianista, es frecuente encontrar en su repertorio grandes clásicos nacionales e internacionales en castellano, inglés, francés, italiano, valenciano, portugués. A ello se unen temas propios y píldoras de canciones populares de todo tipo, que va salpicando a lo largo del concierto, generando una sonrisa en el espectador, quien acaba la velada sintiéndose un miembro más del espectáculo.
