El Real Convento de Santa María de Benifassà

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Este monasterio se encuentra en el término municipal de La Pobla de Benifassà y a parte de poder visitarlo, sólo los jueves de una a tres de la tarde, también nos podemos acercar a la propia población o la zona del embalse de Ulldecona en una jornada de turismo rural por el norte de la provincia

El Real Convento de Santa María de Benifassà es un monasterio fundado por Jaume I el 22 de noviembre de 1233. Actualmente ocupado por monjas cartujas de la Orden de San Bruno, único en todo el país de clausura de esta orden. El convento se puede visitar todos los jueves de una a tres de la tarde.

El monasterio está situado al lado de la carretera entre Fredes y La Sénia, al noroeste del embalse de Ulldecona, en el término municipal de La Pobla de Benifassà.

Es uno de los conjuntos monumentales más antiguos de la Comunidad Valenciana y la principal y más emblemática joya artística de toda la zona. Se trata de un extraordinario ejemplo de arquitectura gótica, perteneciente a la Escuela Cisterciense, construido en el siglo XIII, con posteriores reformas. Está catalogado como Monumento Histórico Artístico nacional, desde 1931.

Castillo de Benifassà, orígenes del monasterio

Este castillo, llamado por los musulmanes Beni-Hazá, fue conquistado por Alfonso II de Aragón en 1195, agregándolo al señorío del Obispo de Tortosa. Fue recuperado por los musulmanes y vuelto a ocupar por Pedro II de Aragón, quién lo cedió a Guillém de Cervera y éste en 1229 con el hábito del Cister, lo traspasó al Monasterio de Poblet. Blasco de Alagón, más tarde, lo incorporó a la posesión de Morella y, en ese año de 1233, el rey Jaume I autorizó a los cistercienses de Poblet a fundar allí un nuevo monasterio. Los monjes levantaron en el castillo una ermita dedicada a Santa Escolástica, trasladándose en el año 1250 a las nuevas dependencias del monasterio. Este hecho provocó el abandono paulatino del castillo y la degeneración de sus construcciones.

Hoy apenas quedan restos visibles de la fortaleza, emplazada en la cima del recinto del monasterio, y su estado ruinoso distorsiona la importancia del lugar.

El monasterio, origen y centro de la Tinença de Benifassà

Desde la fecha de su fundación, en 1233 hasta el año 1836 que se promulgaron las leyes de desamortización de Mendizábal, quedando expropiados los bienes de las órdenes religiosas, giró la historia de la Tinença de Benifassà bajo la égida de la Orden del Císter, representada por los abades del monasterio.

El monasterio funcionó como dominio señorial sobre los pueblos y masías de su zona de influencia, creando la Tinença de Benifassà. El abad ejerció, durante varios siglos, las funciones de señor territorial de toda esta zona, de ahí el nombre de tinença o tenencia, por lo que los vecinos de cada pueblo debían pagar una parte de sus cosechas y sus rebaños para engrosar las arcas del convento. La influencia del monasterio sobre los pueblos de Benifassà fue tan grande que condicionó las relaciones económicas y comerciales hasta el punto de construirse graneros y molinos destinados para el monasterio.

Datos históricos relevantes

La historia le ha sido a este monasterio pródiga en hechos importantes. La Guerra de las Germanías (s.XVI) movilizó a las gentes de la Tinença de Benifassà ante los atropellos bajo el dominio de Carlos I.

En la Guerra de Sucesión (s.XVIII) se apoyó al Archiduque de Austria, influenciados por los monjes del Císter. En la Guerra de la Independencia o del Francés (1808-1814), la guerrilla compuesta por vecinos de los pueblos, hostigaba a los franceses con golpes de mano cuantas ocasiones se les presentaban.

En la primera guerra carlista (1833-1840), la Tinença de Benifassà fue escenario de la aventura carlista del legendario general Cabrera, quién convirtió el monasterio en cárcel y hospital militar.

Habitantes ancestrales, los monjes del monasterio

Los monjes de Benifassà, siempre con su blanco hábito, eran conocidos por la gente del lugar con el nombre de padres bernardos, por ser San Bernardo el maestro espiritual del Cister. Aparte de su misión religiosa los monjes de Benifassà fomentaron la actividad agrícola a las gentes del lugar y divulgaron sus conocimientos botánicos; no obstante, uno de lo motivos de la construcción del monasterio fue por la existencia de numerosas plantas medicinales en su entorno.

Los monjes de Benifassà abandonaron el monasterio, forzados por la desamortización de 1836, quedando abandonado y deteriorado hasta que en 1959, la Diputación de Castellón, cedió su uso a una orden religiosa, para que funcionara como la única cartuja femenina de la Comunidad Valenciana.

Joya de la arquitectura medieval

El monasterio de Benifassà es un extraordinario monumento del arte monacal, que fue construido con arreglo a la disposición de los cenobios cistercienses de la época, combinando elementos del románico tardío y del gótico.

Puerta Real

Daba acceso al monasterio esta antigua construcción de traza románica, sobre la cual se construyó una galería con arcos. Pasada esta puerta estaba la portería, la capilla de San Juan y el moderno Palau de l’Abat, construido en el s.XVI para proporcionar un alojamiento digno a personalidades civiles y eclesiásticas que se desplazaban al monasterio. Algo más lejos se encontraba el Palacio antiguo del Abad, del que resta un pequeño claustro de dos pisos de estilo gótico clásico. Su planta baja consta de cuatro arcos apuntados y en el piso superior los arcos se doblan, dando a entender que sostenían el piso de la galería del palacio.

Claustro

El claustro es de planta cuadrada y de estilo gótico. Se accede por una puerta del s.XVIII en la que están esculpidos el escudo de Benifassà y el anagrama de la Virgen María. Consta de dieciséis arcos apuntados sostenidos por pilares. Los capitales son sencillos, decorados por temas vegetales y animales. En las inmediaciones del claustro está la hospedería, que acogía a los peregrinos.

Iglesia

 El templo fue edificado en diferentes etapas, entre los s.XIII y XVII. Es de una sola nave, con crucero y ábside poligonal, cubierta con bóvedas de crucería. La parte mejor conservada es el ábside, que mantiene los ventanales góticos realizados con fina tracería de finales del s.XIII. A un lado del ábside, se sitúa el campanario, cuyo remate fue realizado en el s.XVII. Destaca la sacristía, por la tenue luz que recibe del estrecho ventanal abocinado, típico del románico.

Residencia privada

La parte de la cartuja, privada a visitantes, está formada por un bello claustro con arcos apuntados, del s.XIV. En un lateral se halla la sala capitular, a la que se accede a través de un arco trilobulado, el refectorio (gran sala cuadrangular), la sacristía vieja y las cocinas.

Jaume I impulsor del monasterio

En 1233 Jaume I el Conquistador ordena construir un monasterio dedicado a la Virgen María, muy cerca del castillo musulmán de Beni-Hassan. Según el acta dictada por el propio rey, en Tortosa el 22 de noviembre de 1233, delante delAbad de Poblet y Fray Guillén de Cervera dice así: Siguiendo las pisadas de nuestros antecesores que, mirando por sus almas mandaron construir nobilísimos monasterios en diversos lugares, queremos y ordenamos que en Benifassar se levante uno de la Orden del Císter, donde con continuas oraciones se dé honor a Dios y a su Santo Nombre, y también a la gloriosa Virgen María, bajo cuya advocación ha de ser fundado.

Texto y fotos: Ayuntamiento de La Pobla de Benifassà y Fundació Caixa Castelló

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