El Camino del Cid (XI) El anillo de Morella

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Esta es la décima ruta de las once con las que cuenta el Camino del Cid, se trata de una ruta circular de unos 104 kilómetros con inicio y final en Iglesuela del Cid (Teruel). Una ruta que puede realizarse en coche o moto en uno o dos días.

El Cid estuvo en la zona de Morella en varias ocasiones, en defensa de los intereses de la taifa de Zaragoza y con posterioridad del suyo propio, si bien en muchos casos la escasez de datos impide identificar con exactitud esos lugares.

El epicentro legendario de este anillo está en Olocau del Rey. Tras ser desterrado por Alfonso VI, el Cid se convirtió en el líder militar de la taifa de Zaragoza, gobernada por al-Mutamin, que estaba enfrentado a su hermano al-Mundir, príncipe de Lérida, y al conde de Barcelona, Ramón Berenguer II.

Siendo así, geográficamente la comarca morellana se convirtió en un punto estratégico. En 1083, al servicio de al-Mutamin, el Cid hostigó estos territorios, dependientes de la taifa de Lérida, y reconstruyó el castillo de Alolala, muy cerca de Morella, donde pasó el invierno con sus hombres. Aunque no existe un consenso generalizado, buena parte de los estudiosos considera que este lugar es Olocau del Rey. En esa misma campaña atacó el castillo de Morella, aunque no logró conquistarlo.

Posteriormente volvería en varias ocasiones a esta zona, en 1090 subió desde Castellón para abastecerse de víveres, y en junio de ese mismo año se enfrentó en el Pinar de Tévar a la coalición formada por el príncipe leridano y el conde de Barcelona, a los que derrotó. Esta batalla puede considerarse uno de los episodios más importantes de la vida del Cid, ya que gracias a su victoria amplió su influencia por territorios hasta entonces ‘protegidos’ por el conde de Barcelona y aumentó su prestigio como militar. El Cantar hace también referencia a esta batalla y le dedica una parte importante de sus versos. 

No sabemos con exactitud donde tuvo lugar el enfrentamiento, aunque muchos estudiosos opinan que se encuentra en el Pinar de Pereroles, fuera de la ruta, a unos 14 km al norte de Morellla entre La Pobla d’Alcolea y Monroyo.

Que vamos a encontrar

Es difícil encontrar una ruta tan fascinante como el Anillo de Morella por la alta concentración de historia, naturaleza y arte en poco más de 100 kilómetros de recorrido. Se trata de una de las rutas más codiciadas por los motoristas.

El Maestrazgo es uno de los territorios de mayor intensidad del Camino del Cid. Se trata de un amplio territorio, muy montañoso, que abarca las provincias de Teruel y de Castellón.

Hasta el siglo XII permaneció en manos de señores musulmanes. Fueron los reyes aragoneses quienes lo conquistaron, para lo cual se ayudaron de caballeros templarios, que recibieron estos territorios como recompensa, quedando bajo la jurisdicción del Gran Maestre de la orden militar del Temple, de ahí su nombre.

La organización templaria facilitaba, además, el control de una zona muy extensa y abrupta y su explotación económica gracias a la ganadería, ya que el terreno no era propicio para la agricultura. 

Tras la desaparición del Temple en 1308, sus propiedades pasaron a manos de las órdenes militares del Hospital y Montesa. Este es el motivo por el que nos encontramos con frecuencia castillos con pasado templario, como los de Mirambel o Cantavieja.

El recorrido nos descubre algunas de las poblaciones más interesantes del Maestrazgo a través de tranquilas carreteras. La Iglesuela del Cid, Cantavieja, Mirambel y Morella son Conjunto Histórico y/o Artístico. El paisaje, de una gran belleza, abrupto y montañoso, parece modelado en piedra, y se alterna con pastos, prados y monte bajo con pinares y carrascas. El paisaje ha sido tenazmente modificado por el hombre durante siglos, mediante la construcción de innumerables muros, terrazas y chozos con la técnica ancestral de la piedra en seco, y que hoy constituyen un atractivo más para el viajero.

La buena mesa del Cid

La gastronomía en estos territorios está influenciada por la orografía. En el interior, montañoso, la comida es recia y sorprendentemente variada. De raíz tradicional ha incorporado nuevos ingredientes, como la magnífica trufa, y reinventado otros, como los aceites procedentes de olivos antiguos, algunos pudieron ver pasar al Cid.

Entre las carnes destaca el cerdo, con el que se hacen muchos guisos. El caldo del cocido y el jamón, además de la corteza de pan y el huevo, son ingredientes imprescindibles en las pelotas de carnaval, populares en todo el Maestrazgo.  

*Información e imágenes extraídas de www.caminodelcid.org.

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