El Camino del Cid (IX) El anillo del Maestrazgo

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Esta es la novena ruta de las once con las que cuenta el Camino del Cid, se trata de una ruta circular de unos 240 kilómetros con inicio y final en Montanejos. Una ruta que puede realizarse en coche o moto en dos o tres días

Esta ruta en forma de anillo comienza y acaba en Montanejos o si se quiere desde Rubielos de Mora (Teruel). El porqué de esta ruta es fácil, el Maestrazgo es una sierra montañosa que, por lo abrupto de su geografía y su clima riguroso, nunca estuvo muy poblada en época del Cid. Sin embargo, su situación geográfica, entre los reinos islámicos de Lérida y de Zaragoza y el condado de Barcelona, propició que algunos pasos fueran estratégicamente decisivos y se erigieran fortines y castillos en enclaves de importancia.

El Cid histórico está muy vinculado al Maestrazgo, ya que sabemos que estuvo en la zona de Morella en varias ocasiones, en defensa de los intereses de la taifa de Zaragoza y con posterioridad del suyo propio, pero no sabemos con seguridad cuáles fueron sus itinerarios ni en qué localidades estuvo, aunque presumiblemente pudo estar en Culla, que era una importante punta de lanza del incipiente reino de Aragón, un puesto militar en mitad de la nada, y también -da cuenta de ello el historiador Escolano (siglos XVI-XVII) sin aportar documentación- en Montanejos y Puebla de Arenoso, siguiendo el curso del río Mijares, a cuyos castillos sometió al pago de tributos.

En todo caso, el epicentro literario de este anillo está en Onda, cuyo castillo conquistó el Cid, según el Cantar, después de ganar al conde de Barcelona y al rey de Lérida en una gran batalla, en Tévar, a unos 130 kilómetros al norte, dirección que tomaremos si queremos enlazar con el anillo de Morella, del que hablaremos la próxima semana.

Que vamos a encontrar

El Maestrazgo es uno de los territorios de mayor intensidad natural del Camino del Cid. Se trata de un amplio territorio, muy montañoso, que abarca las provincias de Teruel y de Castellón. Hasta el siglo XII permaneció en manos de señores musulmanes. Fueron los reyes aragoneses quienes lo conquistaron, para lo cual se ayudaron de caballeros templarios, que recibieron estos territorios como recompensa, quedando bajo la jurisdicción del Gran Maestre de la orden militar del Temple , de ahí su nombre: Maestrazgo.

La organización templaria facilitaba, además, el control de una zona muy extensa y abrupta y su explotación económica gracias a la ganadería, ya que el terreno no era propicio para la agricultura. Tras la desaparición del Temple en 1308, sus propiedades pasaron a manos de las órdenes militares del Hospital y Montesa.

La ruta discurre por carreteras serpentantes, muy atractivas para los motoristas, siempre enmarcadas en paisajes de sierra alta y valles estrechos como el del río Mijares, con espectaculares pasos y cortados. Abundan los sabinares alternados con zonas abiertas de pasto, extensos bosques de pino silvestre y negro, parameras de montaña y barrancos donde es frecuente encontrar cabras montesas y rapaces.

El anillo traspasa en 145 kilómetros nada menos que cinco espacios naturales protegidos. Es importante recordar que puedes encontrarte a tu paso con cicloturistas, por lo que no te confíes y adelántales con un margen de seguridad.

Los pueblos son otro los grandes atractivos de este recorrido: Rubielos de Mora, Linares de Mora, Mosqueruela, La Iglesuela del Cid, Culla y Onda están declarados conjunto histórico y/o artístico, pero podrían ser muchos más. Se trata de pueblos llenos de historias, por lo general armoniosos y muy cuidados, donde el tiempo discurre con calma y con expresiones etnográficas de máximo interés, como la técnica constructiva de la «piedra en seco», con interesantes ejemplos en La Iglesuela del Cid y Villafranca del Cid.

La ruta comienza en Montanejos o Rubielos de Mora, aunque puede iniciarse en cualquier otro punto al ser una ruta circular y atraviesa pueblos singulares -Nogueruelas, Linares de Mora y Mosqueruela, hasta llegar a La Iglesuela del Cid, donde varias leyendas nos recuerdan la huella que ha dejado el héroe en esta pequeña población.

Nuestra siguiente parada es La Pobla del Bellestar, la que fuera frontera histórica entre los reinos de Aragón y de Valencia, y a continuación Villafranca del Cid, o Vilafranca, una población histórica del Maestrazgo con múltiples recursos turísticos.

Desde Vilafranca iniciamos el descenso hacia Onda, no sin antes deternos en localidades como la fortificada Culla, que en el siglo XI fue la punta de lanza aragonesa en pleno territorio musulmán, Benasal o Atzeneta del Maestrat. 

En Onda nació Zayyan ibn Mardanish, el último rey musulmán de Valencia. Su castillo islámico y los numerosos hallazgos arqueológicos de época árabe, así como la iglesia de la Sangre, ejemplo significativo de la llamada arquitectura de reconquista, hacen de Onda un lugar clave para interpretar algunos episodios de nuestra historia medieval.

La tercera etapa nos devuelve a nuestro punto de partida recorriendo el fascinante curso alto del Mijares: un callejón en la montaña abierto por el río Mijares donde surgen, apostadas, localidades con mucho encanto, como Cirat, Espadilla, Montanejos y Puebla de Arenoso, circundadas por paisajes y rutas naturales de alto voltaje.

Carreteras singulares

Carreteras Singulares es una catalogación propia del Consorcio Camino del Cid con la que se pretende destacar determinadas carreteras por el valor natural, patrimonial o histórico del paisaje que atraviesan, o bien por el atractivo intrínseco de su morfología. Actualmente hay siete tramos de carretera que han obtenido esta distinción. Uno de ellos se encuentra en la CV 20 entre Puebla de Arenoso y Montanejos (10 kilómetros). Se trata de una de las carreteras más conocidas y visitadas del Camino del Cid y la primera carretera panorámica catalogada por la Comunidad Valenciana.

La carretera, en pleno espacio natural de los Estrechos del Río Mijares, acompaña en su descenso al río Mijares, que se ensancha en el embalse del Arenós y vuelve a estrecharse cerca de Montanejos, en un atractivo paraje propicio a la escalada libre y al baño al aire libre en aguas termales. Aunque es una ruta frecuentada por cicloturistas es importante extremar la precaución en época estival, ya que aumenta considerablemente el tráfico.

La buena mesa del Cid

La gastronomía en estos territorios está influenciada por la orografía. En el interior, montañoso, la comida es recia y sorprendentemente variada. De raíz tradicional ha incorporado nuevos ingredientes, como la magnífica trufa, y reinventado otros, como los aceites procedentes de olivos antiguos, dicen que algunos pudieron ver pasar al Cid.

 Entre las carnes destaca el cerdo, del que nace el afamado jamón de Teruel; el resto acaba en embutidos o en guisos populares como la olla. El caldo del cocido y el jamón, además de la corteza de pan y el huevo, son ingredientes imprescindibles en las pelotas de carnaval, populares en todo el Maestrazgo.

*Información e imágenes extraídas de www.caminodelcid.org.

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