Esta es la sexta ruta de las once con las que cuenta el Camino del Cid y nos llevará desde Castejón de Henares hasta Guadalajara. Se trata de uno de los ramales del camino de unos 65 kilómetros que puede realizarse en coche o moto en una jornada.
Este ramal del Camino del Cid recuerda la célebre algarada o ataque rápido de Álvar Fáñez. Según el Cantar, mientras el Cid tomaba Castejón, su fiel lugarteniente, acompañado por doscientos caballeros, saqueó la ribera del Henares hasta llegar a las puertas de Alcalá de Henares, pasando por Hita y Guadalajara.
A su vuelta retornó con “muchos ganados de ovejas y vacas” y otras “grandes ganancias” que sirvieron para abastecer a las necesitadas tropas del Cid, y que enseguida partieron en dirección noreste, hacia Zaragoza por Anguita.
Álvar Fáñez, pariente del Cid y en el Cantar su fiel lugarteniente, fue uno de los principales y más bravos caballeros de Alfonso VI. Tradicionalmente la ciudad de Guadalajara está muy vinculada a Álvar Fáñez, a quien se atribuye su conquista en 1085 y por ello aparece en su escudo de armas. Uno de los torreones de la ciudad lleva su nombre: aunque este es de principios del siglo XIV, en el siglo XII ya existía una puerta con esa denominación.
Este ramal se plantea como una escapada de un día con dos localidades protagonistas: Hita y Guadalajara. En general el camino discurre sin sobresaltos por la vega del río Badiel, alternando el paisaje de vega con monte bajo y cultivos de cereal por carreteras secundarias.
A su paso encontramos humildes vestigios de románico rural en Villaseca de Henares, Utande y Muduex.
A mitad de camino, la villa amurallada de Hita, parada obligada en este camino, se alza bajo su castillo afirmando su doble condición de villa monumental, está declarada conjunto histórico-artístico, y literaria, es citada en el Cantar, y es la ‘patria chica’ del Arcipreste de Hita.
La ruta prosigue hasta Guadalajara, su nombre proviene del árabe y significa ‘río de piedras’. Guadalajara fue en sus orígenes un puesto militar andalusí próximo a la frontera del Duero. Muchos de los ejércitos que venían de Toledo pasaban por allí y después se dirigían a Atienza o Medinaceli. Aunque su monumento más emblemático es el Palacio del Infantado (XV-XVI), posee importantes hitos de origen medieval, como el puente califal, del que quedan escasos vestigios del siglo X, pues su apariencia actual data del XVIII, interesantes ejemplos de arquitectura mudéjar o los torreones del Alamín y de Álvar de Fáñez (siglos XIII y XIV).