Agricultura protegerá la imagen y reputación de los productos valencianos, reforzará la lucha contra el fraude y promoverá inversiones para el impulso del Instituto Tecnológico de Viticultura y Enología de Requena
El Pleno del Consell ha analizado un informe de la Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca que apoya al sector vitivinícola de la Comunitat Valenciana e insta al Ministerio de Agricultura a que adopte medidas que contribuyan a estabilizar los mercados y a que responda rápidamente ante las crisis que afectan a la producción vitivinícola.
La pérdida de viñedo en la Comunitat Valenciana, el descenso del consumo de vino y los incrementos del coste de producción son la base de partida de este informe de apoyo al sector, en el que la Conselleria de Agricultura se compromete a vigilar la calidad de los productos vinícolas para proteger la imagen y reputación de los productos valencianos.
Entre las medidas destacadas, se reforzará la lucha contra el fraude, así como las actuaciones de control de la trazabilidad de los vinos y productos vitivinícolas, y se apoyará el fomento de los productos vitivinícolas de la Comunitat Valenciana (DOP, IGP, bebidas espirituosas, variedades tradicionales y autóctonas), y del resto de productos vitícolas tradicionales, como la uva de mesa en fresco; la uva pasa de la Marina y comarcas limítrofes.
Además de promover inversiones para el impulso del Instituto Tecnológico de Viticultura y Enología de Requena, se revisarán las tasas y precios públicos que aplican las unidades de análisis vitivinícola dependientes de la Conselleria de Agricultura, para aproximarlos a las condiciones de mercado, sin que ello amenace ni altere las condiciones de libre competencia.
Otro de los asuntos que recoge el informe es la solicitud de la activación en 2024 de medidas de crisis como la vendimia en verde, financiada con fondos europeos, a través de la Intervención Sectorial Vitivinícola, dentro del Programa estratégico de la PAC 2023-2027.
Por último, y en función de la evolución de la campaña vitivinícola, se solicitarán nuevas medidas de apoyo al sector, y la disposición de fondos de la Reserva Agrícola prevista en el artículo 16, del R(UE) 2021/2116 del Parlamento Europeo y del Consejo del 2 de diciembre de 2021 sobre la financiación, la gestión y el seguimiento de la PAC.
Situación del sector
El Anuario de Estadística Agraria de 1970 anotaba 1.363.721 hectáreas (ha) de cultivo único, no asociado, para la viña de transformación en España, de las cuales 144.450 (el 10,6 %) se repartían entre las provincias de Alicante (45.150 ha, de ellas, 1.450 ha en regadío), Castellón (11.550 ha, todas en secano) y Valencia (87.750 ha, de ellas 160 ha en regadío). En 1990, la Comunitat Valenciana había pasado a 98.200 ha (un 68 % de las 144.450 ha de 1970), y en 2022 ya solo contaba con 56.773 ha (menos del 40 % de 1970).
La pérdida de viñedo en la Comunitat Valenciana evoluciona a una tasa mayor que la media nacional. El viñedo en Castellón es apenas el 6,3% del que existía en 1970, y en Alicante solo queda el 22,8 % (con una DOP de vinos de Alicante con menores efectivos), y en Valencia se mantiene en el 52,1 % (pese al apoyo de tres denominaciones de origen: Valencia, Utiel-Requena y, especialmente, el cava, cuyo auge en los últimos años está reportando mejores rendimientos económicos).
Por otro lado, la línea de consumo de vino durante 2020 sufrió un descenso, debido a la cancelación de múltiples celebraciones y festejos, las dificultades logísticas para el transporte de mercancías y, en general, la reducción de la actividad social durante buena parte del año. Los excedentes de ese año se tuvieron que abordar en España con medidas de crisis como la destilación voluntaria y la vendimia en verde.
Aunque el sector repuntó en 2021, en 2022 volvió a soportar las tensiones derivadas de un consumo a la baja y el incremento de los costes de producción motivados por el impacto que la invasión de Ucrania por parte de Rusia provocó en el coste de los ‘inputs’ como: los fertilizantes, la energía (coste de bombeos en regadíos, y en bodegas e instalaciones), los combustibles, los materiales de construcción como el acero, y por el cierre de mercados en los países del área de influencia rusa.
La guerra en Ucrania y la crisis energética asociada, junto a las interrupciones en la cadena de suministro mundial, llevaron a un repunte en los costes de producción y de distribución. Esto dio lugar a significativos aumentos en los precios del vino para los consumidores.
La crisis, agravada por los episodios de sequía e inclemencias climáticas, afecta a un sector cuya base territorial descansa sobre el viñedo de vinificación, cultivo que debe calificarse como estratégico por ser fundamento de una economía social profundamente arraigada en la Comunitat Valenciana, a través de un extenso modelo cooperativo, y por un tejido empresarial privado muy competitivo, pero que necesita el respaldo institucional.